“El Manifiesto Cluetrain” de Levine / Locke / Searls / Weinberger (2000)

"El Manifiesto Cluetrain" es un clásico moderno, es una lúcida visión de como iban a evolucionar las relaciones entre empresas (y las marcas) y los mercados con el advenimiento de internet.

El planteamiento de base es el siguiente:
Al principio el comercio se realizaba en los mercados, donde la conversación era la base de la comunicacion entre el productor y el cliente.
El desarrollo del comercio separó fabricante y cliente. Posteriormente, el fordismo y el taylorismo,con la producción en cadena, la homogeneización de los productos y la comercialización en masa desarrolló una comunicación uniforme y unidireccional del fabricante (emisor) al consumidor (receptor).
Todo estaba preparado para el spam que es en definitiva el marketing masivo en su estado más denigrante.
Pero la globalización agudizó la competencia y los mercados debieron aprender a satisfacer a micro-segmentos. En esta fase de especialización y del desarrollo de la competitividad en buscade la calidad total y de la reducción de costes (p.e. Just-In-Time para reducir costes de stock y para poder responder mejor a una demanda no uniforme).
Y de repente llegó internet. Igual que se habían desarrollado sistemas productivos para satisfacer demandas personalizadas, ahora la información y los servicios también iban a ser hiper-personalizados. Internet rompe con el control de las empresas ya que en internet todos comunican. Los clientes con las empresas pero también entre ellos, a veces para dinamizar la imagen de una empresa que tanto a cuidado por ser inmaculada.
La Web es intrínsamanente libre (y esperemos que por muchos años) y las empresas deben convivir con la conversación.
La conversación, la base de los mercados, ha vuelto para quedarse.

Aquí están las 95 claves del Manifiesto Cluetrain
http://tremendo.com/cluetrain/

En la web oficial, puedes leer el libro (texto integral) de manera gratuita en inglés. Yo he leído la traducción impresa de editorial Deusto.

Posted via email from Ignasi Capdevila