Cuesta encontrar un buen libro de humor, como cuesta encontrar una buena película de humor, donde no sólo sonríes sinó que no puedes contener la risa. Como buenas películas de humor, se me ocurren "The Party" (traducido en España con la olvidada palabra 'El Guateque' ) con Peter Sellers dirigido por Blake Edwards o "Le dîner de cons" (1998) (La Cena de Los Idiotas) de Francis Veber. Como libros, los de Eduardo Mendoza con su loco detective o "Lo mejor que le puede pasar a un cruasán" de Pablo Tusset.
"Lo mejor que le puede pasar a un cruasán" fue todo un éxito de ventas. No es una novela perfecta, el final es precipitado, pero es un libro divertidísimo aunque la película homónima dirigida por Paco Mir (del Tricicle) era bastante mediocre.
En busca de nuevo de esa frescura y humor, leí hace un tiempo En el nombre del cerdo (2006), su segunda novela. Para mi decepción, era una novela (digamos) negra, de suspense, con algún toque de humor pero lejos del nivel de carcajadas de su primer libro. Supongo que pretendía ser un libro más serio, para explorar nuevos horizontes.
Pero la esperanza es lo último que se pierde y al leer su última novela, "Sakamura, Corrales y los muertos rientes" (2009), le quise dar a Pablo Tusset un nuevo voto de confianza esperando reír como con 'el cruasán'. Pues tampoco. Estoy seguro que Tusset se lo ha pasado muy bien escribiéndola y ha querido dejar el estilo más serio de su anterior novela para volver al genéro de humor puro, sin demasiadas pretensiones más allá del hacer pasar un rato divertido pero ni las situaciones, ni los personajes ni los diálogos son tan desternillantes como en su primer libro. Seguiremos esperando.
En busca de nuevo de esa frescura y humor, leí hace un tiempo En el nombre del cerdo (2006), su segunda novela. Para mi decepción, era una novela (digamos) negra, de suspense, con algún toque de humor pero lejos del nivel de carcajadas de su primer libro. Supongo que pretendía ser un libro más serio, para explorar nuevos horizontes.
Pero la esperanza es lo último que se pierde y al leer su última novela, "Sakamura, Corrales y los muertos rientes" (2009), le quise dar a Pablo Tusset un nuevo voto de confianza esperando reír como con 'el cruasán'. Pues tampoco. Estoy seguro que Tusset se lo ha pasado muy bien escribiéndola y ha querido dejar el estilo más serio de su anterior novela para volver al genéro de humor puro, sin demasiadas pretensiones más allá del hacer pasar un rato divertido pero ni las situaciones, ni los personajes ni los diálogos son tan desternillantes como en su primer libro. Seguiremos esperando.