Puesta en escena por todo lo alto, en el Gran Teatre del Liceu. Al lado de casa, vamos.
El año pasado fue en el Auditori, menos pomposo pero más cómodo, al menos a la hora de la copita de cava. Esta vez, ha habido una escasa copa de cava y pastelito de celebración de bizcocho de chocolate relleno de mermelada de frambuesa o fresa (tipo ‘bony’)., entre codeos y apretujones en la ‘sala dels miralls’ y el hall.
Un montón de gente, todos identificados por la presencia de sus SAR Los Príncipes de Asturias.
Para la ‘petite histoire’: sí, Leti es más ‘escanyolida’ de lo que dicen o véis en las revistas. Tan delgaducha que la cabeza le queda grande en ese cuerpecito (sin ser un personaje de South Park pero casi). Al respetar el protocolo, tiene que estarse de pie en la entrega de premios sin poder cruzar las manos ni por detrás ni por delante, como el príncipe, así que parece una muñeca con piernas de gallina.
Los hemos visto en primer plano, junto a mis amigos Josep Castelló, Emili Rubió y Emma Dedorson, al pasar delante de nosotros al salir.
Los discursos plagados de tópicos y muy (demasiado) correctos -alcalde Hereu, presidente de EsadeAlumni Germán Castejón-, aportando valor y algo de análisis/balance los del Director General de Esade, Carlos Losada, y Presidente de la Caixa, Isidre Fainé. Sorprende la profesionalidad, naturalidad, las tablas y la resolución del Príncipe, al hacer un discurso de protocólo pero con una dicción y retórica encomiables.
La anécdota divertida la ha puesto el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que al salir los Príncipes estaba en el hall haciéndose fotos con los presentes al acto.
Lástima que mi móvil tenía la memoria llena y no he podido inmortalizar tan gratos momentos con la cámara. Hasta que no reciba el premi Príncipe de Asturias o las llaves de la ciudad, no creo que vuelva a estar tan cerca de tan dignas personalidades.
La nota feliz es que mis amigos Josep y Emili fueron tan listos como para realizar sus plusvaluas en bolsa en Diciembre. La nota triste es que yo no lo hice. ¿Qué le costaba a Josep una simple llamada de ‘Feliz Navidad’?.
Me alegré de ver profes entrañables de ESADE como a Joan Massons y Jordi Fabregat.
Nota: La acústica malísima, aunque he ido múltiples veces al gallinero (5ª planta) a ver (oir) Óperas y se oía mucho mejor.